La firma de origen alemán cuenta con un programa que incorpora profesionales para adaptarse a los desafíos que requiere el sector. El objetivo es desarrollar técnicos independientes que representen a la empresa en cada una de sus zonas. Aquí, los testimonios de cuatro jóvenes que forman parte del Programa Agrónomos desde hace más de un año.
KWS tiene como visión ser, a través de las semillas de alta performance y un profundo conocimiento acerca de la agricultura, una empresa proveedora de semillas confiable para los productores a lo largo de las generaciones. En este marco nace el Programa Agrónomos de KWS que tiene como objetivo desarrollar técnicos independientes que representen a la empresa en cada una de sus zonas y sean capaces de difundir su esencia, para que más productores puedan vivir la experiencia de trabajar con KWS.
A través del programa, la empresa contrata profesionales especializados en temas técnicos y cuestiones de manejo por regiones específicas. “Es una manera de estar cerca del productor, atendiendo sus necesidades y trabajando de forma honesta a su lado. Apostamos al trabajo independiente con visión a largo plazo”, aseguró el Ing. Agr. Gabriel Actis, Gerente de Mercado y Precio de KWS Argentina.
Alejandro Giorgi es integrante del Programa Agrónomos de KWS desde el 2020. Alejandro viene de una familia rural, su padre productor agropecuario trabaja con los cultivos tradicionales en el sur de Santa Fe, específicamente en la localidad de Fuentes, perteneciente al Departamento San Lorenzo. Estudió en Zavalla, en la Facultad de Ciencias Agrarias de Universidad Nacional de Rosario. Eligió la agronomía por venir de una familia agropecuaria y de un pueblo rural de 3500 habitantes cuya principal actividad económica es la siembra de maíz, trigo y soja. Alejandro se recibió en 2016 y siempre estuvo convencido de la carrera que eligió. Antes del entrar al Programa Agrónomos de KWS, trabajó durante 4 años en una cooperativa agropecuaria hasta que decidió inclinarse por un crecimiento personal y profesional. Eligió abocarse de lleno en el mundo del semillero, especializándose en esa materia y complementándolo con asesoramiento técnico.
“Me enteré a través de las redes sociales, me conecté con la empresa y surgió la propuesta”. En ese sentido, indicó: “me permite crecer y especializarme en cultivo de maíz y enfocarme en la parte técnica”. Por otra parte definió al grupo de trabajo como “formidable” y reconoció la perspectiva de crecimiento de la empresa, a la cual quiere acoplarse.
Otro de los jóvenes agrónomos que ingresó al programa el año pasado es Pablo Carli. Oriundo de San Antonio de Areco, provincia de Buenos Aires, Pablo viene de una familia de veterinarios. Aseguró que le gusta la agronomía porque “mamó el campo desde chico”: no solo los animales, sino todo lo relacionado a la producción y lo técnico. Estudió en la Universidad del Salvador de Pilar. Pablo se enteró del Programa Agrónomos a través de internet. Desde que se recibió siempre estuvo relacionado a lo técnico, y estaba muy enfocado en eso, hasta que quiso darle un giro a su profesión abriendo el campo a lo comercial. “Una de las principales ventajas del programa es la independencia para el trabajo y contar con un equipo de trabajo que te apoya todo el tiempo”, indicó, y agregó: “es una faceta comercial pero técnica el mismo tiempo”.
Mariano Laboranti es de Lobería, provincia de Buenos Aires. Su familia es de productores agropecuarios, y quiso estudiar agronomía porque se crió en el campo “entre los fierros, las plantas y los animales”. Estudió en la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Mar del Plata. Contó que se enteró por redes sociales: “Estaba trabajando con mi familia en el campo, vi la búsqueda y me anoté por curiosidad”. Califica al programa como “una oportunidad muy buena porque te brindan una forma de arrancar a trabajar de forma independiente”. Mariano hoy en día es el representante de la marca en Lobería. “Lo tomé como un desafío”, aseguró, y destacó con buenos ojos que la parte comercial va ligada a la parte técnica para hacer la recorrida de los lotes.
Por último, otro testimonio es el de Magali Castelli de Berrotarán, Córdoba. Su familia se dedica a la agricultura y ganadería. Estudió en la Universidad Católica de Córdoba, y antes de entrar al programa Magalí trabajó en asesoramiento comercial en el agro, ventas de silobolsa, agroquímicos, y auditorías de soja. Se enteró del programa por las redes sociales y también por una amiga que se lo reenvío por un grupo de Whatsapp. Entre las ventajas, señaló al igual que sus colegas la independencia: “da la posibilidad de manejar horarios y brindar asesoramiento”. En su caso particular, le da la posibilidad de seguir estudiando un posgrado en protección vegetal.
Los cuatro jóvenes coinciden en sus expectativas: crecimiento personal y profesional, en un contexto donde la empresa tiene mucho para investigar, desarrollar y seguir innovando. Todos hicieron hincapié en el trabajo en equipo y el apoyo que recibieron y reciben por parte de KWS.