Reflexiones estratégicas sobre el Canal Magdalena

El valor actual neto del proyecto del “Ejército de los Andes” al General San Martín seguramente le hubiese dado negativo. La lógica económica de la empresa no aplica exitosamente a la lógica de las decisiones geopolíticas.

POR JUAN JOSÉ PABEROLIS
Consultor Marítimo. Capitán de Ultramar. MBA, PhD. in Management. E.P. Harvard L.S.

Desde hace algún tiempo hemos venido confundiendo la política con la economía. Tal vez, hayamos extraviado el rumbo al punto de creer que las decisiones geopolíticas estratégicas se deben tomar analizando el valor actual neto de la inversión. Sin embargo, si históricamente hubiésemos actuado de este modo, quizás aun seríamos una colonia. El valor actual neto del proyecto del “Ejército de los Andes” al General San Martín seguramente le hubiese dado negativo. La lógica económica de la empresa no aplica exitosamente a la lógica de las decisiones geopolíticas.

Por ende, la estrategia nacional marítimo-portuaria debería reflexionarse desde un plano preponderantemente geopolítico. Especialmente en lo concerniente a evitar cualquier subordinación en las condiciones de acceso a nuestros puertos a los propósitos de puertos extranjeros.

Hoy, Argentina tiene su comercio marítimo supeditado en gran medida al puerto Montevideo. Entre otras cosas, esto genera, además de las desventajas claras para al trafico de contenedores, que los buques destinados a nuestro país sufran demoras y sobrecostos en el embarco de los prácticos argentinos, debido a restricciones uruguayas relacionadas con el Covid-19. Este no parecería ser el pleno ejercicio de nuestra soberanía marítimo-portuaria.

No obstante, aun para los cultores de la economía como única guía de toda decisión, el Canal Magdalena, además de estratégico geopolíticamente, nos permitiría tener un canal de 47 pies y doble vía, con 150 metros de solera, mucho más corto y con menos de la mitad de los costos de mantenimiento que el de Punta Indio, por estar orientado en dirección de las corrientes de marea y a los vientos del Sudeste.

En mi opinión, estamos en un punto en donde la política nacional debería reflexionar del mismo modo que siglos atrás pensaron aquellos que nos legaron este país. Hombres valientes y decididos, con un proyecto de Nación ejecutado sin perderse en extensos informes de consultoría, sin desfallecer en sofisticados cálculos financieros, sino guiados con una visión de futuro que les permitió forjar una patria, aun en contra de los intereses de una de las mayores potencias de la época. La discusión del Canal Magdalena no es económica, es geopolítica. Si no lo entendemos así, quizás nos perdamos una importante oportunidad histórica.

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